Lo canta Calamaro y lo dice Cristina en "Vicky Cristina Barcelona". Me lo canto y me lo digo mucho últimamente

Jueves, 9 de Octubre de 2008.

Ahora viene el aburrimiento. Los días empiezan a ser todos iguales y me canso. No hago otra cosa que ir a clase y estar sentada ante el escritorio. Me aburren 3 clases de las 6 que tengo. No entiendo nada y me agoto. Siento que es una pérdida de tiempo espantosa, que, si hubiera sabido que todo era tan presencial, me hubiera quedado en Barcelona a hacer cualquier otro módulo, complementario o no del que tengo. Pienso, pienso y pienso. Tengo que darme más tiempo, tengo que llegar a los exámenes de Junio (porque no pienso darme la opción de Septiembre), pero la tentación de la rendición siempre está acechando. Porque sigo siendo cobarde.
Estos días me han estado llamando mis ex-compañeros del cine y eso me ha hecho sentir muy bien. Aunque también un poco mal, porque, con este tremendo ataque de pánico de 2 días atrás, he llegado a arrepentirme de dejar el trabajo. No sé cómo estaría ahora; probablemente buscando una vivienda a las afueras de Barcelona. Y pensando cómo sería mi vida si no hubiera rechazado la oportunidad de entrar en la universidad. Siempre pensando en lo que pudo ser y no fue.
Vuelvo a dormir fatal. Me canso de dar vueltas y de despertarme cada dos por tres. Espero que llegue el día en el que duerma plácidamente. Supongo que eso significará que estoy a gusto conmigo misma.
Hoy me apetece relajarme, no pensar en nada. Me está obsesionando la maldita carrera. Y tengo los pies congelados.